Por estudiococinasdc
Publicado el día 13 abril 2020
Cuando se trata de buscar contrastes y originalidad en las paredes, pocas técnicas hay tan interesantes como la del ladrillo visto. Y es que un auténtico icono del diseño de interiores, muy utilizado especialmente cuando lo que se busca es dar con aires modernos al puro estilo neoyorquino. Además, aunque utilizar paredes de ladrillo (especialmente cuando están más en bruto que bien pulidas y trabajadas) pueda parecer poco limpio o armonioso, lo cierto es que esta idea es errónea, pues la clave está en buscar que combinen adecuadamente con el resto de materiales utilizados.
Esto quiere decir que, si nos gustan las paredes de ladrillo para la cocina, no debe preocuparnos que todo vaya a quedar demasiado uniforme o tosco, pues lo que deberíamos hacer es elegir una de las paredes de dicho material y el resto pintarlas, por ejemplo, consiguiendo así que el foco de atención se dirija al ladrillo pero sin abrumar. No debemos temer, por tanto, el alternar acabados o buscar materiales muy diferentes unos de otros, pues se trata precisamente de encontrar un contrapunto y romper un poco con la uniformidad. Algo que sin duda puede conseguirse muy bien con el ladrillo visto, pero también con otros materiales como las baldosas comúnmente llamadas “de tipo metro”, que combinan excelentemente bien con unas paredes lisas.
Es lo que ocurre precisamente en esta fotografía y cocina rectangular, en la que se alterna una de las dos paredes principales (zona de cocinado) con ladrillo en tono marrón claro industrial, con el resto de la pared en liso y un suave tono gris, a juego con los muebles de almacenaje y con los electrodomésticos de acero inoxidable.
Las paredes de ladrillo visto poseen un encanto especial, pues rompen las estéticas decorativas más tradicionales con la pureza y originalidad de los materiales más brutos y naturales. Este contraste convierte a las cocinas, y también a otros espacios de la casa, en estancias llenas de personalidad, textura y calidez. Es el caso de esta otra cocina, donde la pared que da respaldo a la zona de cocinado se ha dejado con un ladrillo visto muy bruto y escasamente tratado en tonos tierra, que contrasta a la perfección con los muebles blancos, con el suelo de madera envejecido y con las paredes lisas y la decoración escandinava.
El estilo industrial y la pasión por el diseño y la decoración vintage, plenamente vigentes, fueron también responsables de ese auge del ladrillo visto en interiores, siendo además un material que puede seguir renovándose, para lo que se añaden hoy en día otros materiales y contrastes diferentes como pueda ser el uso de resinas sintéticas, de papeles pintados (que pueden imitar también muy bien al ladrillo) o de paneles de poliuretano o plaquetas cerámicas. Y ese eclecticismo del ladrillo en decoración se muestra muy bien en esta cocina, donde a la pared vista de ladrillo se han añadido mármoles, maderas naturales y tonos verdes de estilo art decó por toda la zona en una combinación diez llena de encanto.
Además, a su vez estos otros materiales pueden llegar a imitar muy bien el ladrillo, por lo que podemos adaptar ese aire retro y de loft norteamericano a casi cualquier espacio sin ningún tipo de obra. Y si tenemos la suerte de poder emplear en el diseño ladrillos naturales, una buena alternativa para que resulte menos sobrecargado o agobiante es alternarlo con una pintura muy clara (a poder ser blanca) para aligerar, como se ha hecho en esta sencilla y bonita cocina, donde se ha descubierto la pared de un gran pilar para buscar un precioso y fuerte contraste, muy a tono con el suelo cerámico y con la pureza del lino en los textiles.
Como vemos, el ladrillo en una cocina puede tener muchos objetivos, efectos y acabados diferentes, adaptables a muchos tipos de gustos y personalidades. Algo que puede conseguirse también gracias a las diferentes presentaciones y formatos con los que cuenta el ladrillo, que hacen que se trate de un material versátil y muy duradero. Como propuesta, si no dispones de un espacio en tu cocina demasiado grande, puedes decantarte por los tonos beige y blancos, pues son el contrapunto perfecto al ladrillo por su aire rústico y calidez. Si además eliges también el blanco para las paredes conseguirás ampliar visualmente los espacios haciendo que todo se vea mucho más espacioso y ligero. En estas dos cocinas se ha optado por lo contrario, yendo un paso más allá, que es el de crear la ligereza en el propio ladrillo al pintarlo de blanco, y buscar los puntos de calidez en el resto de la cocina, tanto en la barra y los taburetes de madera oscura de la primera como en la encimera negra de la segunda.