Por estudiococinasdc
Publicado el día 03 septiembre 2015
La iluminación ocupa un rol protagonista en la decoración. El correcto equilibrio entre tipo y cantidad de luz que recibe un espacio, permite trasformar el modo en que éste se percibe, haciendo posible realzar o atenuar la decoración e incluso intensificar el valor de los elementos.
La base de toda iluminación es la luz. La naturaleza nos da un foco de luz utilizable que es el sol, pero también es necesario valernos de sistemas de luz artificial. La iluminación artificial será un elemento fundamental que debe ir a tono con el espacio y los objetos, pero durante el día se debe poder aprovechar al máximo, y con la mayor cantidad de recursos posibles, las fuentes de luz natural de que dispongamos.
Como aprovechar la luz natural:
Contamos con una serie de recursos que nos permitirán manipular la luz natural existente en busca de un mejor aprovechamiento. La elección y distribución de los muebles, puertas y ventanas, los colores, las superficies, las texturas o el tratamiento de las aberturas, son algunos de los recursos que servirán para aprovechar la luz natural.
Iluminación en la cocina:
Se necesita una luz general que nos permita desplazarnos y ver sin problemas en estantes y cajones.
Pero también será de suma importancia la luz puntual que se dispondrá sobre las diferentes áreas de trabajo. Cada área (preparación de alimentos, cocción, comedor, etc.) tendrá su iluminación sectorizada. La luz general será clara y se debe evitar las sombras. La mejor opción de iluminación general en cocinas es la luz de centro. Si va a colocar tubos o luces descentradas, tenga cuidado de no hacerlo demasiado cerca de las paredes, pues podrían provocar sombras molestas.
La luz puntual vendrá generalmente de arriba, de lámparas colgantes o luces empotradas bajo los muebles.