Por estudiococinasdc
Publicado el día 25 enero 2021
Aunque parezca una opción poco común, es posible tener un suelo laminado en la cocina. De hecho, se ha convertido en una alternativa con gran demanda por su alto rendimiento estético, resistencia y baja necesidad de cuidados especiales, en comparación con otro tipo de suelos.
A diferencia del parqué real, que es mucho más delicado, el suelo laminado nos permitirá conseguir un efecto madera con una mayor resistencia y por un menor precio. Además, el suelo laminado viene en varios colores, como roble, abeto y pino, lo que nos permitirá adaptarlo a la estética de nuestra cocina.
Como comentamos anteriormente, instalar un suelo laminado en la cocina es muy fácil. La mayoría de laminados tienen un sistema de anclaje que evita el paso del agua. Sin embargo, hay que tomar en cuenta algunos detalles para asegurar la correcta instalación del suelo.
La cocina es un área de la casa con gran nivel de actividad. En las áreas del fregadero y la cocina, es común que se derrame agua o comida en el suelo y que haya salpicaduras. Por este motivo, es esencial escoger el suelo laminado adecuado.
Los suelos laminados más resistentes que podríamos usar en la cocina son de las categorías AC3, AC4 y AC5. Son de diferentes grosores, altamente repelentes al agua y resistentes a la limpieza constante, lo que los hace ideales para su uso en la cocina.
Ventajas del suelo laminado
Los suelos laminados tienen muchas ventajas que harán que sea una buena opción para cocinas e, incluso, baños.
Cuando pensamos en problemas que pueden surgir con el suelo laminado, lo que primero nos viene a la mente es cómo le afecta el contacto con el agua. Por este motivo, te planteamos diferentes problemas y su solución, para que puedas disfrutar de un suelo laminado resistente y duradero.
Cuando derramamos agua directamente sobre el laminado, pueden salir manchas u otros daños. Para evitar que esto ocurra, hay que secar inmediatamente el agua. También podemos colocar alfombras en las zonas de la cocina más propensas a mojarse, como el área del fregadero y del lavaplatos.
En caso de inundación, el laminado tenderá a hincharse. Sin embargo, este no sería el mayor problema, pues el daño puede ser mayor si el agua impregna la base del suelo. Para prevenir esto, es necesario instalar un contrasuelo para la humedad que evite que las filtraciones provenientes de la superficie afecten la capa profunda. Si solo el revestimiento se ve afectado, este podrá ser sustituido con facilidad.
En el caso contrario, en el que las infiltraciones de líquido provengan desde abajo, también se podrían generar daños ya que la resistencia al agua suele estar en la superficie superior del laminado. La solución en este caso es de nuevo un contrasuelo para la humedad, que bloqueará las infiltraciones para que no lleguen al suelo laminado.
La humedad puede deteriorar poco a poco el suelo laminado. Para evitarlo, simplemente tendremos que limpiar la superficie y asegurarnos de que no queden líquidos en el suelo. También es buena idea ventilar habitualmente la estancia, para que posibles vapores generados en la cocina salgan de la habitación y no afecten el suelo.